Sazone
el pollo con sal y pimienta. Pase los trozos por harina
y sacúdalos para que caiga lo sobrante. Saltéelos en el
aceite caliente hasta que estén doraditos por todos los
lados. Resérvelos al calor. Quite parte del aceite y
fría en el resto las rebanadas de pan y las almendras
(con cuidado para no quemarlas). Saque ambas cosas y
macháquelas en el mortero. Resérvelo. En ese mismo
aceite refría la cebolla y el ajo, ambos pelados y
picados menuditos. Cuando empiecen a dorarse (unos 7
minutos) vuelva a meter los trozos de pollo en la
cacerola. Añádales el perejil, el vino y lo del mortero
previamente disuelto en 2 vasos de agua. Espolvoree la
canela y revuelva todo con ayuda de una cuchara de
madera. Deje que cueza con la cacerola tapada durante 40
minutos más o menos. Al ir a servirlo espolvoréelo con
perejil picado.
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