Punce
los ajíes enteros con un alfiler. Si los encuentra muy
picantes, ábralos a lo largo y extraiga las semillas
poniéndolos a desaguar en agua fría durante doce horas,
cambiando el agua unas tres o cuatro veces. Al siguiente
día, hierva el agua con sal y vierta sobre los ajíes,
déjelos enfriar en la misma agua y luego cierna.
Mientras tanto, ponga al fuego un recipiente con agua,
los tallos de cebolla, ajos, clavos de dulce y orégano
cocine por cinco minutos. Cuando el agua tome el sabor
de los aliños, agregue el vinagre comprobando su sabor.
Hierva frascos conserveros, llénelos con los ajíes y
vierta el líquido compuesto cirniendo los aliños. Tape
los frascos, hiérvalos en una olla con agua durante diez
minutos para esterilizarlos, dejándolos enfriar en la
misma agua. Guárdelos en un sitio fresco y con poca luz.
Sírvalos después de un mes, con el mote pata, caldo de patas, de charqui,
etc., agregando a la sopa una cucharadita del vinagre
picante
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